Empecemos de manera directa y concreta… La ASERTIVIDAD es la capacidad que nos permite mantener relaciones de igualdad con los demás. Se puede dividir en tres competencias:
- Saber decir que no
- Saber pedir ayuda
- Saber negociar
Pero, ¿Por qué a veces no somos capaces de decir lo que pensamos? ¿Por qué nos cuesta tanto decir NO a un favor que nos piden?
¿Puede ser que pensemos que al acceder a esas cosas propiciamos que nos acepten más, que nos quieran más, que nos necesiten? Mmmm… con esas conductas NO conseguimos nuestro objetivo, sino más bien lo contrario: que nos aíslen o maltraten. La necesidad de agradar a todo el mundo es una creencia que está a la orden del día y que tiene el riesgo de hacernos daño.
Cuando uno se falta a sí mismo, no nos estamos dando valor. Cuando sólo queremos agradar a las personas podemos tener el pensamiento de que los demás valen más que nosotros/as mismos/as.
Ahora llegamos a la palabra clave de la asertividad….RESPETO…A nosotros mismos/as y de la persona que está enfrente. Respeto a nuestra libertad y la de los demás.
Se basa en una comunicación de ganar-ganar. Y para que esto sea posible es necesario tener una visión de la persona desde la humildad y la madurez.
Al relacionarnos (desde la visión del análisis transaccional que comenzó Eric Berne) y comunicarnos con los demás nos situamos en alguno de estos tres estados del ego: el padre, el niño y el adulto. Cuando nos situamos desde el adulto y situamos ahí también a la persona de enfrente, es cuando aceptamos que en ninguna de las partes hay inferioridad ni superioridad. Así es cuando la comunicación se convierte en efectiva, sana y satisfactoria. Los juegos de poder y de manipulación se dan cuando las partes no están equiparadas y una de ellas (o ambas) asume una postura de superioridad o inferioridad. Hay que tener en cuenta que estos juegos de poder no suelen ser conscientes, nuestros pensamientos sobre la persona que tengo enfrente condicionan por ejemplo mi manera de comportarme.
Planteémonos:
¿Cúando decimos que SÍ a alguien nos podemos estar diciendo que NO a nosotros/as mismos/as?
¿Qué relaciones sociales me ubican realmente como un adulto? ¿En cuales estoy en una posición de superioridad o inferioridad?
Las situaciones pueden ser muy variadas, lo importante es plantearnos qué consecuencias tiene nuestra respuesta ante la situación.
¿Por qué nos cuesta decir que NO? ¿Qué razones suele haber detrás?
- Las sensaciones de culpa nos pueden invadir
- Miedo a ser rechazado
- Posibilidad de aislamiento social
Estos motivos nos impiden ver que decir NO nos puede ayudar a nosotros y a los demás.
Por ejemplo, cuando no nos ponen límites desde pequeños, nos crean situaciones de mayor dependencia de los adultos y por lo tanto un peor desarrollo de la autonomía y de la personalidad adulta.
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Lo PRIMERO es plantarse, en seco, y analizar en nosotros mismos/as si con estas respuestas, conductas y/o actitudes estamos consiguiendo lo que queremos. Si la respuesta es NO, la siguiente cuestión a plantearse es si realmente quiero cambiar, deseo tanto conseguir lo que quiero que estoy dispuesto a variar cosas que se han convertido en hábitos y rutinas en mi vida. En estos momentos de nuestra vida ya sabemos que el camino no es fácil, eso no quita que podamos disfrutarlo.
ESTOS EJERCICIOS PUEDEN AYUDARTE PARA EL FOMENTO DE LA ASERTIVIDAD:
- PERSONIFICAR A LA ASERTIVIDAD: Si la asertividad fuese una persona, ¿Cómo sería? ¿Qué aspecto tendría? ¿Cómo hablaría? Piensa, imagina cómo sería su postura corporal, cómo sería su mirada, su expresión facial… ¿Qué forma tendría sus postura? Cómo estarían sus hombros, su cabeza, su espalda… Al hablar, cómo utiliza sus manos.
¿Cómo se representaría? ¿Firme o encorvada? ¿Tendría contacto visual con los demás?
Después de haber visualizado esto imítalo, busca un espejo si quieres y repite en tu cuerpo estas características de las que has hablado.
Todas las competencias asertivas se pueden entrenar siendo conscientes. Sé consciente de cómo te relacionas y de la imagen que das al hacerlo, si vas transformando desde ahí, potenciarás el cambio.
- DERECHOS ASERTIVOS: ¿sabías que existen unos derechos asertivos? Existen miles del listas por la red sobre cuáles son. Lo interesante antes de nada sería cuestionarse… ¿A qué tengo derecho hacia mí mismo/a y los demás? ¿Qué me merezco? Anótalo, date un tiempo… Luego busca en la red más derechos y añade los que crees que te faltan.
Para terminar: ¿Cuándo renuncias a estos derechos? ¿Qué es lo que piensas y sientes cuando renuncias?¿Cuándo luchas por ellos? ¿Cuándo te gustaría ponerlo en práctica?
- ROMPER CÍRCULOS VICIOSOS DE FAVORES: Es muy común que cuando nos cuesta decir que no, a veces, sin darnos cuenta convertimos nuestros favores en dolorosas y pesadas obligaciones. Además, cuanto más tiempo lo perpetuamos más difícil es enfrentarse a ello ya que más lo asumimos como rutina.
Por eso, cuando tengamos identificado un “círculo vicioso de favor” del cual no estamos a gusto, podemos darle fin a través de la NEGOCIACIÓN.
Para ello necesitamos haber practicado anteriormente de forma efectiva la asertividad porque para negociar necesitas manifestar TUS necesidades de manera empática. Para ello podemos utilizar diversas herramientas efectivas como los MENSAJES YO (“no va a ser posible esta vez, entiendo tu situación… a la vez que me siento… cada vez que…)”y/o el DISCO RAYADO (expresar nuestras necesidades de manera repetida como suficiente argumento de la negociación). También nos podemos ayudar dándole a la persona diferentes OPCIONES a la que sugiere donde ambos sintamos que salimos beneficiados/as.
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