Al final encontrarás un documento descargable para ayudaros a una vuelta al cole más zen y sin crisis.
Ahora que nos hemos acostumbrado a la libertad de horarios que supone el verano, se vuelven a imponer de nuevo las rutinas. La vuelta al cole irrumpe en nuestras vidas y en especial en la de nuestros más pequeños.
Como madres y padres a veces nos sentimos divididos entre un “¡por fin! Vuelta a los horarios”, y un “qué pena, con la de cosas que podíamos hacer juntos” “con lo bien que se está sin prisas y presiones”
¿Cómo es posible que varíen tanto las sensaciones ante una misma situación?
Pues en los niños y niñas estas sensaciones también son muy variadas, y es que lo que provoca la vuelta al cole en ellos y ellas se debe a varios factores:
- Cada niño es único. En estos casos, mejor dejar las comparaciones aparte. No podemos pretender que dos niños tengan el mismo ritmo de adaptación, aunque tengan la misma edad, sean hermanos…
- En cada edad o etapa evolutiva se viven diferentes emociones y con diferente intensidad.
- Las experiencias que cada menor ha tenido con el entorno escolar, o con niños de su edad (grupo de iguales) puede condicionar su interpretación de este acontecimiento.
- Las experiencias que como adultos de referencia hayamos tenido con el ámbito educativo reglas y que, de manera consciente o no, transmitimos a los menores.
La vuelta al cole preocupa a la gran mayoría de los padres, pero tenemos una noticia maravillosa:
¡Sois capaces de ayudarles a vivirlo de una manera exitosa!
La vuelta al cole de nuestros peques, trucos para afrontarla de manera positiva
Tenéis el poder de darle la seguridad, motivación y positividad que la adaptación al cambio requiere.
Si no sabéis por dónde empezar, aquí os dejamos unas sugerencias para abordar la nueva rutina de la vuelta al cole:
1) Adaptar el horario. Por ejemplo, será mucho más sencillo para los menores acostumbrarse a madrugar si se hace poco a poco. Con empezar 7 días antes de que comiencen las clases será suficiente para que su cuerpo y mente rindan adecuadamente. Podéis hacerlo de manera progresiva (si los hábitos horarios se han trastocado mucho) o de manera más drástica (si el cambio de horarios no ha sido tan grande).
2) Preparar, y si es necesario comprar, los materiales que van a necesitar. Si con unos días de antelación ya lo tenemos listo, conseguiremos disminuir la ansiedad y el estrés que ese primer día provoca. Además si ellos también participan en estas compras podrán implicarse con más facilidad en el proceso.
3) Realizar con ellos el recorrido que tendrán que hacer cada día. Si no fuera posible hacerlo, con el móvil y muchas de sus “apps” de navegación podríamos simularlo.
4) Es el momento ideal para transmitir el aprendizaje como algo que puede llegar a ilusionar, como algo positivo. Demostrarles que como padres nos sentirnos orgullosos de que comiencen una nueva etapa en su proyecto vital. Buscar un espacio para poder explicar y conocer lo que piensan sobre lo que es el colegio. Una gran herramienta para que se expresen es la escenificación, como si fuera un teatro. Otra opción que también les facilita la expresión es el dibujo.
Por ejemplo, jugar a que vuestro hijo/a es el profe y vosotros sois los alumnos. O dibujando cómo será su primer día, como será su clase… Estas dos herramientas les permiten imaginar lo que se van a encontrar, y con nuestra ayuda se podrá ajustar las expectativas. Recordad que el juego es importante y que no es necesario sobrecargar a los niños de actividades extra escolares.
5) Según la edad, cada niño es capaz de establecer objetivos más o menos complejos. Ayudarles a establecer pequeñas metas y valorar cada pequeño logro fomentará la capacidad de toma de decisiones, la asunción de responsabilidades y el aprendizaje que cada experiencia conlleva. Por ejemplo, el niño/a puede ir ensayando a preparar su mochila, a hacerse el desayuno, recoger se cuarto… Habla, negocia, conversa con él para que sienta que es algo de todos el llegar puntual por la mañana y no un capricho de los adultos.
Si es su primer año en el colegio empieza por planificar en familia el método que os gustaría llevar a cabo. Si ya habéis vivido la preparación al colegio y la rutina escolar os invitamos a reflexionar sobre aquellas cosas que se podrían mejorar para que todo fluyera mejor, de manera más tranquila y respetuosa.
Aquí os ofrecemos algunos pequeños logros y posibles metas que podéis plantear en familiar y que se tendrían que adaptar según la edad y capacidades de los niños/as:
- Levantarme a la primera, sin que me lo tengan que decir mis padres varias veces
- Ponerme el despertador y que me levante yo solo/a
- Decir a toda mi familia “buenos días”
- Desayunar en el tiempo “x” acordado disfrutando de la comida
- Lavarme los dientes hasta que reluzcan
- Vestirme yo solo/a y recoger el pijama
- Hacer la cama antes de ir al colegio
- Tener bien preparado mi mochila con todo lo que tengo que llevar.
- Coger todo lo que necesito para la escuela y… ¡salir con una sonrisa!
6) Elaboración del plan de acción. Es el momento de detallar y desglosar los pasos necesarios para poder conseguir el objetivo que nos hemos marcado en un tiempo determinado. Ante el objetivo, por ejemplo, de levantarse por las mañanas de buen humor y sin prisas, las acciones necesarias irían encaminadas a: acostarnos a una hora pactada, dejar la mochila y la ropa preparada, participar en la preparación y recogida del desayuno marcando tareas, que propongan un juego para el trayecto hacia el colegio…
¡Pensad en conjunto todo lo que tenéis que hacer y busca la co-responsabilidad!
AQUÍ TENÉIS UN DOCUMENTO DESCARGABLE QUE OS PUEDE AYUDAR COMO PLANTILLA PARA CREAR VUESTRO PLAN DE ACCIÓN PERSONALIZADO. Lo podéis imprimir en papel de pegatina para crear un mayor efecto. Elige las tareas que pactéis y señalad quién es el encargado de realizarlas. Es buena idea crear el calendario entre todos en una cartulina algo más grande que el tamaño folio.
No os olvidéis de evaluar con los niños/as cuando vuelvan del colegio o al final de la tarde si cada uno cumplió su parte del plan. Preguntaros además qué se podría hacer para mejorarlo.
Y ante todo: si tú disfrutas de este proceso de la vuelta al cole, tu hijo seguirá tu ejemplo y también disfrutará.