El comienzo de la etapa adolescente es algo difuso, ya que depende del ritmo individual de cada persona. Podríamos decir que comprende edades de entre los 11 hasta los 21 años de edad. Afecta al desarrollo de diferentes áreas, y se producen cambios tanto a nivel cognitivo, físico, emocional y social, ¡ahí es nada!.
Durante esta etapa ocurre también un hecho muy importante y es que el cerebro termina de madurar. Durante la infancia este órgano se desarrolla, crece y llega a alcanzar su tamaño máximo. Y es ahora, a través de experiencias personales y relaciones con los demás, cuando su cerebro comenzará a realizar un sinfín de nuevas conexiones. Este hecho, les permitirá obtener un conocimiento más profundo sobre la realidad que les rodea.
El cerebro adolescente es un auténtico hervidero, ¿recordáis como os sentíais entonces? ¿Recordáis cómo eran de intensas las experiencias que vivíamos? Ante el más mínimo contratiempo, el drama estaba asegurado. ¿Os imagináis seguir viviendo las experiencias como si fuéramos adolescentes? Sería agotador.
Debemos tener en cuenta que se enfrentan a una etapa en la que comienzan a sentir que están preparados para tomar decisiones, a tener su propia opinión sobre las cosas, y normalmente será muy diferente a la de sus padres. Pero su corteza prefrontal, encargada del autocontrol, la planificación, la evaluación de las consecuencias de sus actos entre otras funciones, no está madura.
Será normal entonces que cometan muchos fallos, que no sepan manejar su impulsividad, que no sean conscientes de las consecuencias, que quieran quebrantar las normas, etc. Es positivo conocer que cambios están sucediendo en su cerebro, ya que como madres y padres os ayudará a comprender que también es complicado para ellas/os manejar esta etapa. Aquí os dejamos un vídeo que resume estos aspectos.
El comienzo de esta etapa, implica necesariamente el final de la etapa infantil. Sabemos que para las madres y padres, a veces, es complicado aceptar este hecho. Lo más normal sería que nos provoque tristeza, o incluso que este nuevo escenario nos provoque miedo. Pero hay una cosa que está clara: aunque vuestras hijas/os no vayan a expresarlo de la misma manera a la que estáis acostumbrados, siguen necesitando que estéis ahí.
La adolescencia es un periodo de ensayo de la vida adulta. Están dando forma a su personalidad, a su forma de pensar, a lo que serán en un futuro. Sabemos que tenéis una tarea complicada, porque se trata de estar disponible pero sin que lo parezca, ya que a todas/os, cuando nos sentimos perdidos/a nos reconforta volver a lo que es nuestro hogar, donde se sientan seguras y respetados. Con el afán de ofreceros nuestro acompañamiento os dejamos algunas pautas para ayudaros a encaminar esta transición.
¿Qué puedo hacer con mi hija/o adolescente?
- Paciencia, paciencia y paciencia: Si no lo habíais hecho ya, ¡este es el momento! Esta habilidad os ayudará a no perder el norte con el objetivo que queréis lograr. Además estaremos dando un ejemplo a nuestros/as adolescentes, reaccionando de manera adecuada. En esta infografía tenéis por dónde empezar, aunque os adelantamos que sin entrenamiento no serán tan eficaces. Aqui podréis descargarla
- Regulación y gestión emocional: En esta etapa, es normal que el adolescente pase de la tristeza al enfado, del enfado a la alegría… y así continuamente. Las emociones son muy intensas, les invaden y sienten que no saben qué hacer, sin recursos para entenderse. Parece que actúan a explosiones, y cuando preguntas: ¿Qué es lo que te ha llevado a actuar así? A menudo no saben ni explicarlo. Es necesario transmitirles que esto es normal, que es una etapa por la que también has pasado y que poco a poco se irán entendiendo más. Las conductas emocionales, no siguen los patrones de las conductas racionales o lógicas.
- Lenguaje positivo: Son muchas las acciones que podríamos realizar para comunicarnos positivamente , pero vamos poco a poco. Os proponemos un primer ejercicio, evitar el uso del siempre y el nunca. Puedes proponer este reto a tus hijos/as y a tu pareja. Es más sencillo y eficaz si entre todos os ayudáis. Una vez tengáis el compromiso de que queréis hacerlo, tendréis que estar atentos y cuando oigáis a alguien decir esas palabras, preguntad ¿Nunca, nunca? O ¿siempre siempre? Por ejemplo, un padre le dice a su hija: “Nunca repones el papel higiénico cuando se acaba” La hija respondería: Bueno papa, ¿nunca nunca?.
- Negociar las normas: Como comentábamos anteriormente, están empezando a ser adultos, por lo tanto, las normas que antes nos servían ahora se quedan obsoletas. Es muy importante que puedan participar en las normas de casa, con esto lograremos que su nivel de implicación aumente. Ya que no es lo mismo acatar una norma impuesta, que haber dialogado, escuchado la opinión de los demás, y entre todos sentirse cómodos con esa norma. Esto no asegura el éxito en el 100% de los casos, pero aumenta notablemente la probabilidad. Por supuesto las normas, se pueden evaluar y modificar, siempre y cuando responda a un objetivo común.
- Pactar las consecuencias: Una vez tengamos claras las normas, pensaremos en lo que sucederá si no se cumplen. Al igual que con las normas, si entre todos establecéis la consecuencias cada uno sabrá lo que le espera y no habrá sorpresas. Sería muy positivo que las consecuencias tuvieran relación directa con la norma incumplida. Por ejemplo, si mi hijo adolescente tiene que estar a las once en casa y se retrasa media hora, al día siguiente deberá llegar a las 22.30. Al igual que las normas las consecuencias se pueden ir evaluando en función de lo útil que os resulten.
- Preguntas poderosas: A veces, y es con la mejor intención, preguntamos como si estuviéramos en una entrevista. Por ejemplo, ¿Qué tal ha ido el instituto?, ¿Qué has hecho con los amigos?.Las preguntas poderosas, es una herramienta y una gran aliada para la comunicación con adolescentes. Aquí tenéis el link donde explicamos cómo se usan estas preguntas.
Atención a la autoestima
A este punto queremos darle una atención especial dada su importancia. En la etapa adolescente, la valoración que hacen de ellos/as mismos, es muy inestable. Es importante que estemos atentos a su autoestima, ya que será lo que les permitirá desenvolverse con éxito en muchas situaciones. Desde Plumaria nos gustaría proponeros un ejercicio para hacer en conjunto. Es decir lo hará vuestro hijo/a, y también los adultos que estéis presentes.
¿Cómo he llegado hasta aquí? Dinámica de autoconocimiento.
Necesitareis un folio y bolis o rotuladores de colores. En la imagen tenéis un ejemplo, que os facilitara la comprensión del ejercicio.
El punto inicial situado a la izquierda en la linea de la edad será el nacimiento. En el extremo derecho será el momento actual. Se trata de dividir esa línea en distintas etapas ordenadas cronológicamente. Cada una de ellas protagonizada por uno o varios sucesos relevantes. Podéis dividirlo de año en año, cada dos años… etc, esto lo decidirá la persona que realice la dinámica . Y por último dibujar la linea del bienestar. Es importante que los adultos puedan ayudarles a indagar en sus logros y hacerles ver que fortalezas les han permitido superar .
Por ejemplo, el viaje con sus amigos, podríamos enfocarlo de este modo: «Gracias a la responsabilidad que has demostrado en tus estudios y en tus tareas de casa, lograste que confiáramos en ti.»
1 comentario en “LA AUTOESTIMA EN LA ETAPA ADOLESCENTE: 7 pautas para cuidarla”