En esta ocasión nos gustaría centrar la atención en la que consideramos una de las profesiones más importantes de nuestra sociedad: los/as docentes, maestros/as y profesores/as. La misión de su profesión es la de formar y educar a los personas del futuro, ¡ahí es nada!
Si esa labor se realiza eficazmente, todas/os nos beneficiamos de su trabajo. Pero seamos realistas, es fácil criticar al profesor/a cuando los/as alumnos no se comportan como esperamos, o no llegan al nivel esperado. Y es que a la sociedad le resulta complicado comprender y empatizar con las dificultades de este sector.
La mayor parte de los que estáis leyendo este artículo, habéis sido alumnos/as, ¡sabéis lo que es estar frente a un/a docente! y tampoco es una tarea fácil. Los diferentes maestros y profesoras que han pasado por nuestra vida han marcado parte de nuestra infancia de una u otra forma. Detened unos segundos la lectura, levantad la mirada y pensad sobre vuestros días de escuela. Suele resultar sencillo identificar qué maestro/a nos hacía sentir valiosos/as, seguros y capaces de intentar cualquier cosa y cuáles hacían que desearas que te tragara la tierra con simplemente una mirada.
Pues bien, gracias a los avances de las investigaciones en educación ahora sabemos que lo que estaba sucediendo es que los primeros estaban aplicando la educación emocional y los segundos no. También sabemos que emoción y aprendizaje están íntimamente relacionados.
Por ejemplo en mi caso, no es que yo no quisiera comprender y estudiar las matemáticas (asignatura que impartía el profesor con la mirada fulminante) si no, que tenía auténtico pavor a equivocarme y prefería no exponerme a los peligros emocionales que esa asignatura me ofrecía.
Con esta reflexión no se busca culpabilizar ni juzgar a aquellos maestros/as, ya que entendemos que creían que aquella manera de educar era la mejor para nosotros/as. No tenían otras herramientas para enseñar, y es que hace no muchos años, se confundía el miedo con el respeto. Nada más lejos de la realidad…
Los/as docentes actualmente tenemos un sinfín de oportunidades para encontrar programaciones, actividades, juegos, herramientas de creación de contenido, etc., que nos permitan transformar la manera de educar. Ya no solo transmitimos información, entrenamos a los futuros responsables de la sociedad. Ahora tenemos la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente, tenemos una gran riqueza de recursos disponibles al alcance de un click para poder ejercer nuestra profesión de una manera satisfactoria.
¿Que puede aportar la educación emocional a mi profesión?
Pocos seréis los docentes, maestros y profesoras que no hayáis oído hablar de los beneficios que la educación emocional puede tener en vuestros/as alumnos/as. Y es que cada vez existen más ejemplos y estudios que hablan del gran efecto positivo que tiene en los menores el desarrollo de competencias emocionales que les permitan identificar, gestionar y regular sus emociones.
Pero… y para las profesoras, maestros y equipo docente ¿también tiene los mismos beneficios? Desde Plumaria nos gustaría invitar a los docentes, maestras y profesores a que practiquen la educación emocional con ellas/os mismas/os.
Uno de los objetivos de la educación emocional es enseñar a nuestros alumnos a SER personas equilibradas y que alcancen el bienestar personal que les permita adaptarse a cualquier situación de manera exitosa y ecológica pero, ¿es ese el ejemplo que les estamos transmitiendo? ¿Estamos los/as docentes preparados/as para adaptarnos a los cambios de manera exitosa? ¿Cómo podremos enseñar a manejar las emociones para lograr esa adaptación, si en ocasiones somos las/os que más resistencia ofrecemos?
Sería maravilloso que los alumnos y alumnas vieran como sus profesores/as escuchan y atienden las emociones de sus compañero/as, que cuentan cómo se sienten y cómo les afecta lo que sienten. En definitiva, que atienden sus emociones, las de sus compañeros/as y las de sus alumnos/as y familias.
Sabemos que no es un camino sencillo, que hay muchos obstáculos, la falta de tiempo, la escasa participación de algunas familias, los malentendidos que hay a veces entre los compañeros y compañeras, las complicaciones que nos plantean las administraciones, que los padres exigen resultados inmediatos, etc.
Pero también sabemos que existen un sinfín de posibilidades y oportunidades para comenzar a experimentar los beneficios de la gestión emocional en nosotras/os mismas/os y ofrecer así un ejemplo práctico a nuestros/as alumnos/as.
Y ¿por dónde empezamos?
En Plumaria estamos encantadas de poder acompañaros en esta tarea y a continuación os proponemos un punto de partida.
Será importante disponer de un cuaderno donde anotar aquello que observas. Releer lo que escribiste al comienzo del proceso será maravilloso. Es importante anotarlo para saber desde dónde partimos y a dónde queremos llegar. Sera algo así como nuestra guía para lograr la transformación y organizar bien el plan de acción. Sois expertos/as en marcaros objetivos y planificar las acciones para lograrlo. Si necesitáis inspiración extra aquí os dejamos una pistas para crear un plan de acción.
Practica el autoconocimiento. “El conocimiento de uno mismo es el primer paso para la sabiduría” Aristóteles. Para lograr este objetivo os será de gran ayuda la infografía incluida en el artículo y la herramienta que se os propone, mindfullnes o atención plena. No hay que responderlas inmediatamente, tomate el tiempo que necesites para observarte, anotar lo que consideres importante en tu cuaderno y tras unos días de recogida de información, puedes releer y estructurar lo que has apuntado.
No dejes que el miedo te paralice. Es normal que hacer una nueva actividad o hacerlo de manera diferente nos cree esa sensación de nervios e incomodidad. Pero pensémoslo un segundo ¿qué es lo peor que puede pasar si esta actividad no sale como yo esperaba? Estamos muy acostumbrados/as a verlo en nuestros alumnos/as, y les animamos a que sigan intentándolo y sigan esforzándose ¿verdad? Pues apliquémonos, incluso podemos decirles que estamos algo inseguros sobre como saldrá, así les resultara más sencillo empatizar con nosotros/as.
Trata de implicar a las familias de los alumnos/as. Es una gran ventaja incluir a las familias en la escuela, en la medida de lo posible. Recordemos que son el primer espacio de socialización de los alumnos. Por ejemplo si habéis trabajado en clase las fortalezas personales de los alumnos y alumnas, invítales a que pregunten en casa qué fortalezas tiene su madre, su hermana o su tío. Así conseguiréis que sepan lo que habéis trabajado en clase y también lo pueden aplicar fuera del aula.
Inspírate en la red. Existen muchas personas e instituciones que de manera muy generosa, comparten sus experiencias positivas, proyectos, actividades. Esto puede servirnos de ejemplo para comenzar. Quizás compartiendo y difundiendo las experiencias también animemos a que las administraciones públicas, vean los beneficios que generan y así se animen a emprender mas acciones destinadas a este objetivo. Aquí compartimos un programa iniciativa del gobierno de Canarias. Los alumnos tienen una asignatura específica sobre educación emocional y creatividad. Aquí podéis descargar su contenido para poder empezar a practicar con vuestros alumnos/as.
Apuesta por la formación continua_ Otra de las oportunidades que internet nos ofrece, es la posibilidad de seguir formándonos y mejorando sin tener que ir a clase. Hay una gran cantidad de empresas que ofrecer formación online. Aquí os proponemos una página en castellano y gratuita https://miriadax.net/home
Ten paciencia. Es importante recalcar, que esto es un proceso y llevará su tiempo. La paciencia será una gran aliada para este pequeño cambio de enfoque sobre tu profesión. Vamos a ponérnoslo fácil, todo cambio o modificación necesita un tiempo. Márcate objetivos amables y que no supongan una carga. El proceso en sí, es ya un aprendizaje muy valioso.