Ya hemos hablado en artículos anteriores sobre la importancia de tener en cuenta las necesidades, tanto de los/as adultos como de los niños y niñas, para entender mejor las acciones de los demás y mejorar la comunicación. En este artículo nos vamos a centrar en un tipo de necesidades que como madres y padres a veces no tenemos tan en cuenta, las necesidades emocionales.
En cuanto a teoría sobre necesidades, existe una bibliografía muy extensa con muchas y diversas clasificaciones. El gran precursor fue el conocido Maslow (1943) con su famosa pirámide de necesidades que empiezan desde las fisiológicas hasta las de autorrealización. Con el tiempo, otros muchos autores y corrientes han profundizado en el tema y clasificado las necesidades desde otras perspectivas.
Lo que nos interesa aquí es entender cómo nuestras acciones y las de nuestros hijos/as o alumnos/as están totalmente relacionadas con las necesidades en general y, en concreto, muchas de ellas con las necesidades emocionales.
Siempre que podemos remarcamos la fuerte relación entre la emoción y el pensamiento. Ambos son promotores de nuestras acciones y nos abren las puertas para entendernos de una manera más integral. En esta ecuación es donde añadimos las necesidades ya que todas nuestras acciones cumplen el fin de satisfacerlas de una manera u otra.
Pensando en la educación de los niños y las niñas esto es fundamental. Cuando hacen algo que no aprobamos desde nuestro juicio o sobrepasan algún límite, solemos atender a lo que vemos, la acción. Si queremos resultados más duraderos y cambios profundos debemos poner el foco en los pensamientos, emociones y necesidades que hay detrás de la acción.
Por ejemplo, cuando un niño o niña chilla y patalea porque no quiere ducharse, podemos quedarnos simplemente en la conducta y obligar a que se duche desde la simple autoridad. O podemos profundizar en los pensamientos, emociones y necesidades que hay debajo de esa oposición para que mañana no vuelva a pasar. Estas preguntas y frases son ejemplos que nos pueden ayudar: ¿Qué es lo que menos te gusta de ducharte? ¿Y lo que más? ¿Qué te gustaría cambiar? ¿Te gustaría que pusiéramos música y cantemos mientras tanto? Entiendo que estabas jugando y divirtiéndote pero el momento de la ducha es también muy importante, la próxima vez te avisaré antes, ¿se te ocurre otra cosa que podamos hacer la próxima vez?.
Aunque en el momento la estrategia es lenta, os aseguramos que a la larga quema mucho menos. De la otra manera, al día siguiente y al otro tendremos el mismo conflicto. Yendo a la raíz, el problema se resuelve y dejará de ser un conflicto. Estaremos alimentando la inteligencia emocional del niño o niña y cubriendo sus necesidades emocionales. Además desarrollamos su empatía al sentirse comprendidos y les damos herramientas para mejorar su tolerancia a la frustración.
En este sentido trabajar a través de las necesidades emocionales de los niños y las niñas nos puede ayudar a comprender sus actos y a buscar soluciones que llevan a cambios más positivos. Hablamos de ser emocionalmente inteligentes.
Estar atentos a las necesidades emocionales de los niños y las niñas y cubrirlas dentro de nuestras posibilidades nos va a ayudar mucho como padres, madres y educadores. Ahora bien, hay dos puntos importantes que matizar sobre este tema:
- Para que todo fluya también tenemos que tener en cuenta nuestras propias necesidades como adultos y ayudar que los niños/as las comprendan fomentando la empatía. Buscar un equilibrio entre cubrir sus necesidades y las nuestras da a la larga una buena sostenibilidad y un ejemplo para ellos y ellas. Aunque nos puede costar hablarles de nuestras necesidades, cuando nos comunicamos con sinceridad y honestidad estamos siendo coherentes y ellos y ellas lo notan, lo agradecen y funcionan mejor.
- ¡OJO! Ellos/as no tienen que cubrir nuestras necesidades (ni como padres/madres ni como docentes). Exigirles algo así sería darles un rol que no es el suyo. En este sentido, esto no es una relación bidireccional.
¿Hay una manera correcta de cubrir las necesidades emocionales?
El cómo las cubramos va a depender de muchos factores como nuestra educación, creencias y valores. Además, podemos cubrirlos de una manera consciente y otras muchas veces de una manera inconsciente. De una forma constructiva o de una forma más insana para nosotros/as y nuestro alrededor. Por lo tanto, con adultos tendríamos claro responder que NO hay una manera correcta de cubrir una necesidad, cada uno tiene sus recursos y herramientas que le sirven. ¿Por qué con los niños y niñas solemos darles una opción de hacerlo bien y tienen muchas de hacer lo mal?
Entender que un mal comportamiento, visto desde nuestro prisma como adultos, de un niño o niña está impulsado en la búsqueda de cubrir necesidades, nos ayuda a poder dar en el clavo a la hora de ofrecer y consensuar soluciones positivas para todos y todas.
Aunque también hay que tener en cuenta las necesidades de tipo fisiológico, cognitivo y social, aquí os ofrecemos las ocho necesidades emocionales principales. Os invitamos a reflexionar cómo las estamos cubriendo desde el rol de padres y madres y también como lo están haciendo los niños o niñas:
- Necesidad de Amor: es una necesidad básica para todos y todas. Como padres y madres podemos cubrirla mostrando nuestro cariño de manera física, verbal y, también, no verbal. Hay caricias que se dan con la mirada y el tono de voz y sientan de maravilla. El amor nunca está de más, decirles que les queremos todos los días no va a producir nada negativo en ellos y ellas, sino todo lo contrario. No olvidemos de dar amor a cualquier edad que tengan nuestros hijos/as.
- Necesidad de Presencia: ofrecer nuestro tiempo a los niños y niñas no es un deseo, o una situación idílica, es una necesidad. Y este tiempo no sólo cuenta en cantidad sino también en calidad. Estar por ellos y disfrutando de ese tiempo vale “oro” a lo que se refiere al desarrollo de los niños y niñas.
- Necesidad de Seguridad y Protección: se trata de ofrecerles contextos que les haga sentir confianza, libres y protegidos de posibles miedos que puedan adquirir. Cuando son pequeños/as nos mirarán o tocarán buscando protección, nuestra misión es darles esa seguridad que necesitan para desarrollarse.
- Necesidad de Apoyo y Aceptación: necesitan que les apoyemos y valoremos con lo que son y no lo que queramos que sean. Aceptar sus pensamientos y emociones con amor y cariño para que ellos vayan creando su propia identidad diferente al resto.
- Necesidad de Autonomía: esta necesidad va de la mano a un marco seguro de límites claros donde pueda ir desarrollando esta autonomía acorde a su edad y sus capacidades.
- Necesidad de Respeto: tener claro que nuestro rol es el de padres/madres (o docentes) y no el de sus amigos/as ni de sus jefes/as. Una vez que tenemos claro nuestra posición, el respeto se cubre practicándolo y siendo así un ejemplo positivo para ellos/as.
- Necesidad de Diversión, Magia y Fantasía: sin juego ni ilusión el niño/a no puede desarrollar ciertas habilidades importantísimas como la constancia, el compromiso, el desarrollo de intereses y gustos, algunas habilidades sociales, etc. El juego y la fantasía les proporciona un marco fundamental con el que desenvolverse en el mundo.
- Necesidad de Sintonía Emocional: necesitan que les comprendamos sin juzgarles y que les acompañemos en sus volcanes emocionales para encontrar las herramientas que les ayuden en su gestión emocional. Esto implica ser padres y madres sensibles a sus emociones y sus necesidades.
A la hora de poner en práctica estas necesidades es importante insistir en la diferencia entre deseo y necesidad. Simplemente la necesidad es algo vital, algo que si no se cubren llevará consecuencias personales en el futuro. En el caso del deseo esto no es así, podemos vivir perfectamente sin darles respuesta. Por ejemplo, tener al día un rato para divertirse y jugar es una necesidad para un niño o niña, que ese juego sea a través de una videoconsola es un deseo.
Siguiendo con este último ejemplo de la videoconsola, cuando establecemos unos límites claros sobre el tiempo que debe nuestro hijo o hija estar jugando con ese objeto pueden surgir conflictos. Por supuesto, su necesidad de diversión es fuerte al igual que su deseo de jugar con la videoconsola. Por ello, a la hora de cubrir sus necesidades y ayudarles a que vayan adquiriendo más herramientas podemos proponerles opciones de juego diferentes en las que nos involucremos y enseñemos un abanico de posibilidades para cubrir esa necesidad de diversión. Esas opciones pueden ser desde jugar a algún juego de mesa, leer juntos, ir al parque, practicar algún deporte, hacer pasatiempos infantiles, alguna manualidad, etc. En este sentido, primero conectamos con sus necesidades, entendemos su enfado (sintonía emocional) y les ayudamos a adquirir herramientas para satisfacer esa necesidad de maneras diferentes y positivas.
Recordar que no existen padres/madres/docentes perfectos, ni podemos cubrir todas las necesidades que tengan. Lo que sí podemos hacer es estar atentos a esas necesidades y darles las herramientas para que poco a poco ellos sean capaces de satisfacerlas. Darles unos buenos cimientos emocionales para que esas personitas vayan siendo personas resilientes y emocionalmente inteligentes.