No es algo nuevo. La alarma acerca de los peligros del uso excesivo de las pantallas en la infancia lleva muchos años sonando. Algo no les cuadraba a los profesionales de la educación y el desarrollo infantil en cuanto al uso de estos dispositivos electrónicos inteligentes, sobre todo en los más pequeños. Cada día hay más y más evidencia científica al respecto:
¿POR QUÉ LIMITAR EL USO DE LAS PANTALLAS?
- Durante los 3 primeros años de vida el cerebro de los niños se está desarrollando con gran rapidez; son muy sensibles al entorno. Es una etapa llamada periodo crítico y sus efectos durarán toda la vida. En este sentido, las pantallas ofrecen en mayor porcentaje respuestas inmediatas en forma de colores y sonidos, lo que activa la producción de dopamina, causa de que sean adictivas. Eso funciona en detrimento a las respuestas que no son inmediatas ya que dejan de ser atractivas para ellos (el juego simbólico, la lectura, los juegos de lógica…).
- Existe el fenómeno de déficit del video. Los niños menores de 2.5 años (30 meses) no pueden aprender de los medios digitales como lo harían de sus cuidadores. Y lo que aprenden no lo pueden transferir al mundo real ya que todavía no tiene pensamiento simbólico.
- El uso excesivo de tabletas digitales y teléfonos inteligentes se liga estrechamente con un retraso del nivel cognitivo y del lenguaje (Madigan 2019, Universidad de Calgary, Canadá).
- También hay un retraso en el desarrollo socioemocional posiblemente por el tiempo que resta en la interacción con otras figuras de apego.
- El uso elevado de medios digitales se ha relacionado estrechamente con mayor obesidad y riesgo cardiovascular.
- Además, tienen efecto negativo en el sueño ya que afecta a los ritmo circadianos.
Y ENTONCES, ¿QUÉ MOTIVOS NOS LLEVAN A USARLOS EN EXCESO?
- Los fuertes y duros confinamientos que vivimos durante el 2020 cerraron las casas al exterior y las abrieron hacia el uso de las pantallas en unas circunstancias difíciles de gestionar de manera adecuada. Volver a regular esa apertura a las pantallas es muy costoso para muchas familias.
- Creencias erróneas de que las pantallas estimulan correctamente a nuestros hijos y que son seguras.
- Fatiga parental y necesidad de desconexión por parte del adulto. Las pantallas en este sentido hacen que los niños y niñas estén entretenidos un largo tiempo.
- Poca o muy escasa planificación y/o consciencia educativa.
- Falta de tiempo y/o recursos para ofrecer alternativas más favorecedoras para su desarrollo.
- Que las figuras de referencia (padres, madres, abuelos…) utilicen en exceso las pantallas y, por tanto, los/as niños/as tiendan a imitarlos.
¿QUÉ ES LO RECOMENDADO EN CUANTO AL USO DE LAS PANTALLAS?
Vamos a poner unas líneas claras de las recomendaciones que en general las asociaciones pediátricas y los estudios actuales proporcionan:
- Evitar las pantallas en menores de 2,5 años (sólo videoconferencias con familiares y otras figuras de apego)
- De 3 a 6 años limitar el uso a 1 hora como máximo al día y siempre con programas educativos de alta calidad y con acompañamiento de un adulto.
- A partir de 6 años, crear en familia unos límites y normas claras y bien definidas. NO esperar a que surjan problemas para marcarlos, evitemos que lleguen teniéndolo claro desde antes.
- Tener claro qué momentos o lugares son siempre sin pantallas: la hora de la comida, en los dormitorios, una hora antes de dormir, etc.
- NO utilizar los dispositivos digitales como herramienta de gestión emocional, es decir, para calmar a tu hijo/a. Estará asociando de manera implícita conceptos peligrosos para su correcto desarrollo. Los mensajes que hay detrás de eso pueden ser: “mis padres no me atienden ni validan”, “las pantallas son mi fuente de regulación”…
- Se recomienda que antes de los 12 años no tengan móviles con acceso a internet.
- Mucha atención a las redes sociales. Si fuese oportuno, recurrir a una app de control parental puede ser un buen recurso para ayudar a la regulación.
¿Y CÓMO EMPEZAR A PONER TODO ESTO EN PRÁCTICA?
Primero ten súper claro que reducir y regular el uso de las pantallas en la familia va a tener repercusiones muy positivas para todos y todas.
En segundo lugar, acordad los mayores a cargo los límites innegociables de uso: día y horas a la semana. El niño o niña podrá negociar las normas de cuándo y cómo dentro de vuestros límites ya fijados. Por ejemplo, se puede decidir que para un niño de 6 años puede disponer de su Tablet 3 horas la semana durante los fines de semana, ese sería el límite innegociable. El niño puede consensuar con vosotros cuándo y dónde lo va a usar.
Por otro lado, prepárate diversos kits y opciones fáciles para las salidas (bares, restaurantes, piscina, sitios donde haya que esperar…). Que sean juguetes o recursos que ocupen poco y les diviertan como pegatinas, pequeños juguetes de lógica o de habilidades, pinturas, pequeños objetos de juego simbólico, rompecabezas…
Es importante pasar tiempo en familia sin pantallas, también en la adolescencia de nuestros hijos e hijas. Los padres y las madres somos el ejemplo de cómo disfrutar sin ellas, déjalas aparcadas.
También, actualiza el espacio de juego de tus hijos/as haciendo cada varios meses una limpieza y actualización de las opciones que tienen y que puedan disponer de ello de forma accesible. Todos los juegos infantiles son de alguna manera educativos. ¡Y puedes hacerles partícipes de esa actualización!
Por último, cuando utilicen las pantallas, intenta que haya un adulto lo más presente y participativo posible.
¡Ah! Os recomendamos que cuando estemos con otra familia que no tenga las mismas normas o límites que la vuestra en cuanto a la utilización de los dispositivos, primero respiréis profundo. Es una batalla compleja evitar que tus hijos/as los miren. Lo que sí debes hacer es reflexionar después con ellos de las normas y las ventajas que tiene vuestra opción.
¿Y QUÉ PASA SI EN MI CASA ESTÁN LOS MALOS HÁBITOS CON LAS PANTALLAS MUY INSTAURADOS?
¡Ay! Por mucho que sepamos que no es bueno… ¡qué difícil es cambiar un hábito cuando está consolidado!
Totalmente de acuerdo, el cambio no es nada sencillo, al principio. Luego todo poco a poco se va volviendo a recolocar. Por ejemplo, una comida sin la Tablet puede ser un caos al principio y si el niño está acostumbrado a usarla su postura lógica será resistirse al cambio. Luego, poco a poco, será una oportunidad de disfrutar de los alimentos y de la compañía. De fijarse en otros estímulos menos inmediatos y más enriquecedores.
Es un aprendizaje HIPERVALIOSO enseñar a nuestros hijos/as a cambiar y modificar los hábitos que sabemos que no están siendo sanos. Eso les dará el impulso interno que tanto se necesita cuando sean adultos y necesiten cambiar algún hábito para mejorar sus vidas y no sean los hábitos quien les manejen a ellos.
Los niños necesitan estímulos del exterior con los tiempos de respuesta y con todas las sensaciones del mundo real