En este artículo encontraréis muchas pautas para hablar con nuestros hijos e hijas sobre sexo y afectividad desde que nacen hasta terminar la adolescencia. ¡Ah! Al final disponéis de muchas recomendaciones bibliográficas (cuentos y libros) que esperamos que os ayuden bastante en vuestro camino.
Empecemos: SÍ, hay que hablar de sexo con nuestros hijos, aunque para no pecar de reduccionistas mejor diremos de educación afectivo-sexual. ¿Por qué? Porque el sexo es algo biológico, es una condición física (como podemos encontrar en la RAE). Mientras que la educación afectivo-sexual engloba mucho más y se acerca a nuestra realidad y las necesidades que van surgiendo. En este sentido, la educación afectivo-sexual abarca tanto a nivel biológico, psíquico y social y tiene grandes efectos positivos en los niños y niñas como:
Una vez convencidos de la necesidad de tratar estos temas con nuestros hijos, vayamos a: CÓMO HACERLO EN LAS DIFERENTES ETAPAS. Tened en cuenta que las edades son orientativas, vosotros y vosotras sois los que mejor conocéis a vuestros hijos/as o menores a cargo y podéis y debéis adaptaros.
1.Esta etapa destaca por la curiosidad infinita de los niños y las niñas. Llegan a un mundo nuevo necesitan investigar, probar, observar. Esto es algo natural, y la sexualidad está dentro de esta curiosidad.
Alrededor de los 18 meses los niños empiezan a ser conscientes de su cuerpo y van encontrando poco a poco las diferencias entre los niños y las niñas. Puede que empiecen a tocarse sus genitales con una actitud curiosa y divertida. Cuidado con censurarles o transmitirles vergüenza. Las connotaciones sexuales es algo que añadimos nosotros como adultos, desde nuestro prisma. Ellos no las tienen asique no les carguemos con ese peso.
Ya a partir de los 3 años su curiosidad aumenta más y suelen hacer preguntas que a veces nos resultan incómodas. Tanto si las hace como si no, debemos ir dándoles respuesta de manera sencilla y sincera. También es normal que toquen los genitales de otros niños, se desnuden, se toquen en espacios públicos… Lo que debemos transmitirles ahí es tranquilidad y la explicación de que en espacios públicos no es lugar para hacer eso. Pueden empezar a entender las diferencias entre zonas públicas y privadas de su cuerpo. Las privadas son aquellas que ninguna otra persona puede tocar a excepción de médicos y los padres cuando tratan de buscar la causa de un dolor en la zona genital.
2. Llama a las cosas por su nombre: la vulva y el pene. Si no lo hacemos estaremos dando a esas partes unas connotaciones diferentes que al resto de su cuerpo y crearemos confusión. Puede resultarte raro al principio, ya verás que como mucho en una semana utilizándolo te resultará muy natural hacerlo.
3. Ayuda tener en casa cuentos y libros con dibujos que traten el tema y puedan observar las diferencias entre niños y niñas. Utilizar el juego en estas edades siempre es buena idea también.
4. Utiliza palabras sencillas y frases cortas para responder a su curiosidad ilimitada. Intenta ser breve en las explicaciones sin liarte. A la pregunta: “¿Cómo nace un bebé?” Se le puede ofrecer una respuesta como: “Normalmente la mamá empuja por la vagina y los médicos y enfermeros ayudan para que todo salga bien”. O a la pregunta: “¿Por qué tienes pelos ahí abajo?”, podríamos responder: “nuestros cuerpos van cambiando cuando vas creciendo”.
5. La emoción de la vergüenza es bastante compleja y no empieza a manifestarse hasta los 3 o 4 años. Como padres debemos respetarlos y comprenderlos cuando no quieran, por ejemplo, desnudarse delante de nosotros alguna vez.
Un nota interesante: cuidado con obligarles a dar besos y abrazos ya que está demostrado que no es la mejor opción para su educación sexual. Eso sí… ¡como padres mostrarse siempre disponibles para cuando quieran darlos!
En este tramo de edad vamos a hacer mucho más hincapié en la importancia de ir uniendo el sexo con la afectividad. De esta manera estamos previniendo conductas poco adaptativas e irrespetuosas en temas de sexo y género.
Hay que tener en cuenta que cuanto más mayor sean, más tendremos que elaborar nuestras explicaciones. Por eso, si todavía no te has formado en estos temas la urgencia empieza a ser más grande.
Vamos a ver algunos aspectos más concretos a tener en cuenta en estas edades:
Aprovechad esta etapa para resolver sus dudas de la manera más sincera posible y para crear buenos puentes de comunicación. En la siguiente etapa, la adolescencia, ya muchos no preguntarán las dudas a los padres y el foco de su atención estará fuera del hogar.
Este tramo de edad, la adolescencia, es el considerado más crítico. Para empezar, despréndete de la etiqueta negativa que solemos poner a esta etapa. Todos hemos pasado por ella y además es un requisito imprescindible para convertirnos en adultos.
Si no has empezado a hablar antes de educación sexual con ellos/as es importante que NO empieces con un sermón, eso hará que todos nos sintamos incómodos. Aprovecha algo que veáis o algo que alguien cercano comente para introducir estos temas que van mucho más allá del uso de métodos anticonceptivos. Recuerda que hablar sobre sexo y afectividad tiene un sinfín de ventajas y no hacerlo tiene muchísimos inconvenientes. Puntos básicos a tener en cuenta:
En cuanto a la información qué dar. En la etapa adolescente es necesario abordar aspectos asociados directamente con la prevención de enfermedades de transmisión sexual y con la anticoncepción. Existen muchas más opciones de las que solemos tener en cuenta normalmente, no les restrinjamos a ellos.
Ahora bien, limitarse a este tipo de información no está cubriendo las necesidades de los adolescentes. Ayudarles a saber autocuidarse, conocerse, entenderse y disfrutarse es igual o más importante ya que supone una verdadera protección contra conductas de riesgo.
¿De qué nos sirve saber todo sobre el preservativo si luego nuestra hija no es capaz de decirle a su pareja que sin el condón “NO”? ¿De qué le sirve a mi hijo saber cómo funciona el aparato reproductor femenino si luego no sabe tratar y hablar a su pareja?
Las emociones (miedo, inseguridad, calma), las actitudes (empatía, comprensión, confianza) y los valores (respeto, amor) juegan un papel fundamental en la educación afectivo-sexual. Dejarlos de lado sería como empezar la casa por el tejado.
Tened en mente crear y cuidar buenos puentes de comunicación con vuestros hijos. De manera práctica podéis analizar diferentes tipos de relaciones que veáis o tengáis alrededor y ver modelos tóxicos y sanos de comunicación. Reflexionar sobre ello les ayudará a encontrar buenos indicadores para sus relaciones futuras. También podéis hacer un repaso a los múltiples mitos que existen sobre el tema.
Y para finalizar el artículo os dejamos el enlace a propuestas de libros y cuentos que pueden ayudar en las diferentes etapas (tened en cuenta que las edades son aproximadas). Todas estas propuestas y más las podréis encontrar también en vuestras librerías más cercanas.
Esperamos que esta guía sea útil para muchas familias y educadores. Si tenéis más sugerencias de libros no dudéis en ponerlos en comentarios.
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