El cerebro es una de las máquinas más perfectas que se conocen. En este artículo vamos a atender al llamado CEREBRO TRIUNO, clasificación propuesta por Paul MacLean en la década de los 60s. Después nos centraremos en los aspectos que nos permiten realizar una aplicación educativa. ¿Cómo afecta el desarrollo del cerebro a mis hijos? ¿Cómo está estructurado el cerebro?
El cerebro triuno o trino responde a una clasificación basada en la evolución del ser humano como especie. Si queréis profundizar más extensamente en el tema os invitamos a visualizar este video https://www.youtube.com/watch?v=ykBRe41dZZ0
Detallamos cada uno de ellos:
1) El cerebro reptiliano, se localiza en la parte inferior y trasera del cráneo. Sería la parte más antigua encargada de las funciones básicas y de los instintos. Aquí se encuentra el hipotálamo, encargado de mantener la temperatura corporal, organizar conductas como la alimentación, ingesta de líquidos, etc.
2) Sistema límbico, parte que es propia de los mamíferos. Se sitúa en la parte central del cerebro y contiene el hipocampo, centrado en la memoria y en la orientación, y la amígdala, que es el centro de control de las emociones y encargada de activar un gran número de patrones de actuación. Por ejemplo, si una vez un perro nos intentó morder, la amígdala será la encargada de dirigir nuestras conductas para evitar que esa situacion del pasado se pueda repetir y hará que no queramos acercarnos a los perros.
3) El Neocórtex. Es la base del pensamiento humano, lo que nos diferencia del resto de los animales. Es aquí donde tienen lugar las funciones cognitivas superiores como el razonamiento, el lenguaje, la planificación, etc. Su desarrollo comienza desde que el bebé nace, pero las conexiones no están listas para funcionar, aproximadamente, hasta los dos-tres años de edad. Entonces nuestro hijo/a comienza a tomar decisiones, y no llegan a entender porque las nuestras como adultos prevalecen a las suyas. Curiosamente, coincide con la etapa de las rabietas. Para entenderlas mejor compartimos nuestro artículo sobre rabietas.
Ahora bien, ¿Cómo aplico esto a la educación de mis hijos?
Esta clasificación en concreto es muy útil para saber qué es lo que podemos pedir a nuestros hijos/as, en función de la edad y a su nivel de desarrollo. Nos ayuda a entender que hay cosas que nuestros hijos/as no son capaces de hacer hasta que no alcanzan cierta edad. No es que elijan no hacerlas, hacerse los despistados o manipularnos. Por ejemplo, si nuestro bebé de un año llora porque un amigo le ha cogido el juguete, no puede entender que debe compartirlo. O, por ejemplo, es sumamente difícil que nuestra hija de tres años entienda que debe dejar de jugar en el parque porque hay que salir ya para no pillar atasco.
Son informaciones que al cerebro de nuestros hijos/as no les resultan útiles, y hasta que su neocórtex no esté bien desarrollado no podrá regular su comportamiento como los adultos. Lo que sí podemos hacer es ayudarles a sacar el máximo partido a su cerebro, y enseñarles a estrategias que les permitan manejar y equilibrar sus funciones.
Aquí exponemos algunas de las aplicaciones más importantes:
Investiguemos, probemos, ensayemos, juguemos…. ¿en un momento de rabieta qué parte del cerebro está actuando dominantemente? ¿Y cuando está jugando de manera simbólica? ¿Y cuándo se relaciona con adultos? ¿Y cuándo se va a dormir?
Entender el cerebro es entendernos mejor. ¿Y si lo investigásemos también con nosotros o nosotras mismos?
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